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Caracoles

Los caracoles son moluscos, la mayoría herbívoros, aunque algunos son omnívoros. Comúnmente son hermafroditas, es decir, poseen órganos reproductores masculinos y femeninos. Los caracoles y las babosas terrestres cuentan con unas 35.000 especies, según datos de la Guía de caracoles terrestres de la Junta de Andalucía, en nuestra tierra hay más de 100 (burgajo o boyuno, canaria o caracola, choneta, serrano y serranito, chapa o marquesa...). En períodos calurosos o de sequía  hibernan, se encierran en su caparazón y tapan la apertura con una capa de moco llamada epifragma, para mantener la humedad y evitar ataques como, por ejemplo, de hormigas. 
Yo cogiendo caracoles, Baelo Claudia al fondo 2009.
La especie más valorada por su tamaño son los conocidos como "cabrillas" o "boquinegros" (otala). Son de color marrón con pequeñas manchas difusas más claras, con la abertura marrón oscuro y el labio normalmente blanco. Dentro de esta misma familia, hay una variedad de concha más clara y rayada en diferentes tonos.
El caracol común o de jardín (aspersa) es de color  marrón claro o tirando a dorado,  asimismo, existen marrones oscuros, con vetas marrones o amarillas. 

Otro muy común de ver es el caracol blanco o chico (de la familia Sphincterochilidae) que se caracterizan por tamaño entre mediano y grande, gran solidez y color blanco de la concha.

Por otro lado, existe las "caracolas" (familia Ferussaciidae Bourguignat) muy fácil de ver en los patios andaluces en las macetas. De tamaño relativamente pequeño, color claro, superficie brillante y traslúcida, y forma alargada y en espiral.

Los caracoles son más activos, en general, por la noche, y como dice la canción, salen tras un día de lluvia: "Caracol, col, col, saca los cuernos al sol, que tu padre y tu madre, ya los sacó". Así nos pasó en la primavera de 2009 que tras una lluvia moderada, en una visita a las ruinas de Baelo Claudia en Zahara de los atunes, los caracoles empezarona salir por todas partes. Para nosostors son una delicatessen así que Igna y yo, ni cortos ni perezosos nos pusimos a coger caracoles en el conjunto arqueológico. 
Igna observando las ruinas, con su bolsa de caracoles, 2009.
Receta de los caracoles
De mi suegra Ana
Dejarlos 4-5 días sin comer, los días se calculan según vayas viendo que hay cacas o no, en un lugar que puedan respirar pero bien tapado porque se escapan, por ejemplo, dentro de una red de pesca. 
Enjuagarlos muy bien con sal y vinagre.
Echar en agua templada con hierba buena a fuego lento. Así salen al olor de la hierba. Si sale suciedad, volver a cambiar el agua.
A parte refreír 1 tomate, 1 pimiento, 2 dientes de ajo, 1 cebolla, 1 puerro y almendras. Batir todo con un huevo duro para que espese. Añadir 2 cucharadas soperas de especies de caracoles, compradas a granel en alguna herboristería y 1 pastilla de avecren. Añadir al agua con los caracoles; y dejar a fuego lento hasta que espese.

Receta de mi madre Rosi
Dejarlos 3 días comiendo harina dentro de una rejilla como de los ajos o cebolla que puedan respirar,  van comiendo y limpiándose.  Tras los tres días se enjuaga con agua dos o tres veces. Se echan en una olla con una ramita de hierbabuena con agua fria y cuando se va calentando sale con los cuernecitos.  Luego añadir una chispitilla de jamón añejo, tomate, pimiento, cebolla, un chorreón de vino y guindilla que se haga un caldito. Mi madre relata que la primera vez que los hizo usó una criba de la obra, bocabajo, pero eran tantos, por lo menos 3 kilos, que empujando, empujando a la mañana siguiente se habían escapado. Estaba toda la cochera estaba llena de caracoles, del suelo al techo y no los pudo guisar.
Tras un día de lluvia en Acequia Curripa en 2017


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